Cómo tratar la gastroenteritis
Náuseas, ganas de vomitar, diarrea, molestias estomacales, malestar general… ¿Te suena? Sí, son los síntomas de la gastroenteritis, una de las infecciones más comunes. Afortunadamente, esta dolencia tiene un fácil tratamiento: reposo, ayuno e hidratación. Eso sí, en casos graves requiere tratamiento médico.
Las gastroenteritis puede estar causada por virus, bacterias o parásitos y se contagia a través de los alimentos o líquidos que están contaminados por ellos o por el contacto con personas ya afectadas. Si no has podido hacer nada para evitar la enfermedad, será mejor que no te pierdas nada de lo que te contamos a continuación, ya que vamos a darte las claves para que puedas superar la gastroenteritis de la mejor forma posible. ¿Nos acompañas?
Reposo
Como te acabamos de comentar, una de las cosas que deberás hacer en caso de sufrir gastroenteritis es reposar. Si no se trata de una infección grave, ni siquiera requerirás medicamentos, aunque un analgésico puede resultarte muy útil si tienes fiebre o te duele la cabeza.
Dieta líquida
Durante las primeras horas de la gastroenteritis se recomienda no comer nada, aunque será necesario beber abundante líquido: agua, agua con limón, infusiones digestivas, zumos sin pulpa, bebidas isotónicas… Estos ayudarán a eliminar los gérmenes y te prevendrán de la deshidratación, que es una de las consecuencias de la enfermedad. Cuando los síntomas vayan remitiendo, entonces podrás comenzar a tomar yogures o similares.
Dieta en los días posteriores
A medida que los síntomas vayan pasado, tendrás que ir añadiendo a la dieta alimentos astringentes (manzana, membrillo, níspero…) para que el intestino vuelva a funcionar de forma normal. Además, poco a poco podrás introducir en tu alimentación comidas blandas como cereales cocinados, plátanos, arroz o pan tostado. Cuando todos los síntomas hayan remitido, entonces deberás comer lo que dicte tu sentido común. Los primeros días tras la gastroenteritis seguro que te apetecerá comer ligero y pocas cantidades. ¡No te preocupes! ¡Pronto volverá tu apetito habitual!